Powered By Blogger

domingo, 22 de agosto de 2010

¡POR ESTAS TIERRAS DE MIRANDA!



Degustando una barra de chocolate única en el mundo, me inspiré para escribir este Post… ¿Qué hay detrás de este rico manjar que a todos hace suspirar? Es una interrogante que pretendo despejar.

Hecho en Venezuela, se lee en el envoltorio de este dulce que tengo entre mis manos, que levanta el ánimo del decaído, sana cualquier corazón herido y alivia la tensión… ¡Delicia para el gusto en todo sentido!

Cientos, miles y millones de personas que consumen este chocolate, en sus distintas presentaciones, ignoran su origen. Incluso me atrevería afirmar que algunos venezolanos no saben que el mejor cacao del mundo se cosecha en las tierras cálidas y amables de Barlovento, Estado Miranda. Sí, es en esta importante región del centro norte de Venezuela, donde la vocación agrícola se hace presente y la pasión por el trabajo no se detiene para satisfacer a millones de paladares que se derriten al unísono ante este chocolate, orgullo mirandino con sello venezolano.

Justamente, el estado Miranda es cuna del mejor cacao del mundo, pero también tierra productora de otros frutos y hortalizas, entre ellos: la mandarina, el durazno, ñame, ocumo, yuca, entre otros ¿Estaban enterados los mirandinos que leen estas líneas? ¡Cuántas riquezas para este Estado!

En este sentido, aplaudo el trabajo que está realizando el actual gobierno de Miranda, liderado por El Gobernador Henrique Capriles Radonski,  a favor de las actividades agrícolas, ya que, no obstante el recorte presupuestario que adolece esta región (El Gobierno Nacional le adeuda aproximadamente 700mill de Bf del presupuesto 2010), ha aprovechado de manera inteligente los recursos existentes, apoyando a los trabajadores de la tierra y, como se dice en criollo: “dándoles un espaldarazo para que sigan adelante”. Esa es la semilla del cambio que germina con fuerza y sortea todas las dificultades.

Somos inmensamente afortunados de haber nacido en este país que todo lo tiene. Más allá del petróleo u otras riquezas minerales que posee nuestro suelo, es importante que recordemos su nobleza para desarrollar actividades agrícolas que, a mi parecer, son las que generan realmente progreso y riqueza sustentable en el tiempo. Al respecto, hizo mención en numerosas oportunidades nuestro querido Dr. Arturo Uslar Pietri (Q.E.P.D) en su programa Valores Humanos.

No es la chequera petrolera la que nos convertirá en un país de primera, no.

Son las manos laboriosas de nuestros productores las que nos pueden encaminar por las sendas del desarrollo, siempre y cuando contemos con nuestros gobernantes, quienes tienen el compromiso de apoyar estas actividades e invertir en la verdadera fortuna que tiene Venezuela: su Capital Humano.



NOTA ESPECIAL: Este escrito fue motivado por una barra de Chocolate Barloventeño y no podía terminarlo sin compartir con ustedes un hermoso poema dedicado a Miranda, un estado de inspiración, vocación y pasión… para todos por igual! Aquí se los dejó…





MIRANDA


I
Despierta en mí la inspiración

Y mi corazón se desanda,

Es real e imaginación

Toda la tierra de Miranda



II

Voy entrando por el oeste,

Todo es verde fresco y puro

En la Tierra de Guaicaipuro

Nunca el Alma se entristece .

Cuando escucho la guitarra,

Maestro Lauro y su canción

La historia de un pueblo narra

Y despierta en mí la inspiración



III

Las fértiles tierras dan frutos

Dulces, y muchos semilleros

De Caracas es el granero

Que hay otros, dificulto.

Mis verdes, valles tuyeros

Eres la Tierra que canta

Maracas, arpa, joropeo

Y mi corazón se desanda.



IV

Residencias y comerciales

En tu zona Metropolitana

Es Caracas la Sultana

Del Ávila y sus manantiales

Tantas muchachas bonitas

Inteligencia y dedicación

Estudian, trabajan, transitan

Es real e imaginación.



V

Cacao, playa y calor

Siguiendo el camino a Oriente,

Barlovento ha sido siempre

Tierra ardiente del Tambor.

Bandola central que andas

Con las maracas y el buche

Canta más duro, que escuche

Toda la tierra de Miranda.


P.D. El poema anterior no es de mi autoría. Desconozco el nombre del genial poeta.

martes, 10 de agosto de 2010

PRESIDENTE JUAN MANUEL SANTOS: LA GLORIA DE UN SUEÑO INMARCESIBLE


Las notas del Himno neogranadino se escucharon con intensidad en la histórica Plaza de Bolívar, en pleno centro de Bogotá, para recibir al quincuagésimo noveno Presidente de Colombia: Juan Manuel Santos.

“Juro a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las Leyes de Colombia” Respondió Santos cuando el Presidente del Congreso, Armando Benedetti, le tomó el juramento y le impuso la banda presidencial. Se cumplía así el sueño de Juan Manuel, por el cual había trabajado día a día. Otro Santos asumía el poder, luego de setenta y dos años (su tío abuelo, Eduardo Santos Montejo fue Presidente de la República de Colombia desde 1938 hasta1942)
Durante la ceremonia de investidura, aires de Patria y prosperidad democrática soplaron incesantemente a la par de una generosa llovizna. Sin duda, fue un magno y protocolar evento que contó con la presencia de casi cinco mil invitados, entre ellos, una veintena de altas personalidades: Jefes de Estado y de Gobierno, Vicepresidentes, así como el Príncipe Felipe de Borbón.

Un detalle de este acto, que particularmente llamó mi atención, fue la fecha escogida para celebrarlo, el 7 de agosto, justamente en el marco de la conmemoración del 191 aniversario de la Batalla de Boyacá… ¡Glorioso e histórico momento!

A continuación, lo más esperado de toda la solemnidad: el discurso de Juan Manuel Santos, ya convertido en Jefe de Estado. Con verbo firme, inteligente, franco y conciliador, se refirió a las relaciones con Venezuela y Ecuador: “Uno de mis propósitos fundamentales como Presidente será reconstruir las relaciones con Venezuela y Ecuador, restablecer la confianza y privilegiar la diplomacia y la prudencia”. Señaló que buscará con Venezuela un diálogo directo, descartando la intervención de gobiernos ajenos al conflicto: “Así como no reconozco enemigos en la política nacional, tampoco lo hago en ningún gobierno extranjero. La palabra guerra no está en mi diccionario cuando pienso en las relaciones con Colombia, con sus vecinos o con cualquier nación del Planeta” Santos también se refirió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), dijo “Mientras no liberen a los secuestrados, mientras sigan cometiendo actos terroristas, mientras no devuelvan a los niños reclutados a la fuerza, mientras sigan minando y contaminando los campos colombianos, seguiremos enfrentando a todos los violentos, sin excepción” Sus palabras fueron pronunciadas de manera elocuente y sin escrito en mano, se extendieron algo más de una hora.

Muy sentido fue el homenaje que rindió a su antecesor, Álvaro Uribe Vélez, a quien se refirió con mucha gratitud, respeto y profunda admiración, de quien dijo devolvió a los colombianos “la esperanza” y sentó las bases para un país próspero, cito: “Quiero rendir también un tributo especial, un homenaje desde el fondo de mi corazón a un hombre que brillará en la historia patria como aquel que devolvió la esperanza en el mañana y la posibilidad de recorrer sin miedo nuestro hermoso país”. Añadió, con atino de estadista que las próximas generaciones descubrirán “con admiración que fue el liderazgo del Presidente Uribe” el que sentó las “bases para un país próspero y en paz en el que vivirán” Fue uno de los momentos más aplaudidos de su discurso, en el que también tuvo elogios para Doña Lina Moreno de Uribe, esposa de Álvaro Uribe ex Primera Dama, a quien calificó de “mujer excepcional” que trabajó con “dedicación y discreción por las causas más justas”

Manifestó sentirse orgulloso de haber heredado el legado de Álvaro Uribe y dijo que no retrocederá en el camino recorrido pues avanzará de “desde la seguridad democrática hacia la prosperidad democrática”

Santos, de 59 años -cumplidos hoy día- casado con María Clemencia Rodríguez y padre de tres hijos, llega a la Casa de Nariño con nueve millones de votos… ¡La mayor votación en la historia de Colombia! Por ello, tiene un compromiso ineludible con sus compatriotas y un gran reto con los países hermanos, en especial con Venezuela, de estrechar esos lazos de paz y fraternidad que con tanto afán busco El Libertador Simón Bolívar. Lo hizo en su oportunidad, Eduardo Santos, cuando firmó con López Contreras, en abril de 1941, el tratado de no agresión entre los dos países… ¿repetirá el inteligente y acertado proceder de su honorable tío abuelo? Todo parece indicar que sí. Por lo pronto, estaremos expectantes ante desarrollo del anunciado diálogo...



Laura Chitty










viernes, 6 de agosto de 2010

EL ALMIRANTE GUILLERMO BROWN: ENTRE LA PATRIA Y EL AMOR… ¿POR AMOR A LA PATRIA?




La Historia siempre guarda un rincón privilegiado y especial para reseñar las gestas independentistas. Estos episodios, protagonizados por gallardos y desprendidos hombres, condujeron a la materialización de uno de los valores más excelsos de la humanidad: La Libertad. Mucho se ha escrito de las Batallas de Independencia y sus grandes Héroes, desde artículos de prensa hasta ilustradas Enciclopedias. En estos tiempos de Bicentenario Suramericano, es común encontrar alusiones a ello. En este sentido, posiblemente, este post sea uno más para ustedes pero para mí tiene un valor especial porque voy a contarles acerca de un hombre que admiro profundamente y con quien me encuentro unida con lazos de sentimiento patriótico y de familia: Guillermo Brown, Prócer y Primer Almirante de la fuerza naval de Argentina.


Guillermo (William) Brown nace en Foxford Irlanda, el 22 de junio de 1777. Consagra su vida al servicio de las luchas independentistas argentinas y los combates civiles durante el período de Gobierno de Juan Manuel Rosas.

En 1786 emigra con su padre a los Estados Unidos de Norteamérica, huyendo de la persecución por ser de religión católica. En Irlanda continuaron su mujer y los restantes hijos.
Al poco tiempo de su estadía en tierras norteamericanas -Filadelfia específicamente- el padre de Guillermo muere de fiebre tifoidea, quedando el joven totalmente desamparado en tierras extranjeras. Su condición de pobreza lo obliga a vivir de la caridad hasta 1788, cuando es tomado como grumete en un buque mercante norteamericano.

Durante una década Guillermo Brown navega por las aguas del Atlántico, adquiriendo gran pericia y reforzando su descollante personalidad como hombre de mar. Alcanzaba matrícula de Capitán Marino cuando fue apresado por un buque inglés y obligado a prestar allí sus servicios. Esa nave inglesa fue luego retenida por un navío francés y conducido prisionero de guerra a Francia, de donde logra escaparse.


En uno de sus viajes a Inglaterra y en un puerto de mar, conoció a Don Tomás Chitty, quien lo invitó a su casa por la simpatía natural del joven marino. Chitty tenía una hija: Elizabeth. Estos dos jóvenes se vieron y se quisieron quizás con la primera mirada (¿amor a primera vista?) Este idilio podría haberse visto en aquellos tiempos como un gran problema debido a que Guillermo y Elizabeth provenían de hogares con distinta condición socioeconómica y religiosa (el católico y ella protestante).Afortunadamente, no fue así, los Chitty accedieron… ¿cuánto valor (como persona) debía tener Guillermo Brown para que esta familia, de nobles orígenes, permitiera acogerlo en su seno? Sin duda alguna… ¡Era un magnánimo ser humano!

Superado el obstáculo, Guillermo Brown declara de manera manifiesta sus intenciones de comprometerse con Elizabeth Chitty (le obsequia un hermoso anillo, cuya historia y significado comentaré en otro escrito) Contraen matrimonio el 29 de julio de 1809, en el condado de Middlessex, Inglaterra. Hubo amplitud de criterio para esta ceremonia: se casaron en dos iglesias, una católica y otra protestante. Firmaron un convenio que rezaba: “nuestras hijas: protestantes, nuestros hijos: católicos”…y así lo cumplieron!
Guillermo continuó sus navegaciones, mientras Elizabeth se quedó en Inglaterra. En 1810 nace Elisa, la primera hija de ambos (cuya muerte trágica reseñaré en su oportunidad) Paralelamente, Brown llega al Río de la Plata a bordo del “Belmond” y se radica en Montevideo para dedicarse al comercio.

El 18 de abril de 1810 con la fragata “Jane” de su propiedad, arribó a Buenos Aires en gestión comercial, permaneció allí en la Capital del Virreinato y fue testigo de la gloriosa semana de Mayo.


El 01 de marzo de 1814 Posadas firma el Decreto por el que Brown fue incorporado como Teniente Coronel del Ejército y Comandante de la Marina de Estado. Ese año se produce la campaña Naval más gloriosa y decisiva de las luchas navales Suramericanas. Específicamente, el 14 y 17 de mayo, se libra el “Combate naval del Buceo”, del cual Brown resulta triunfante. Esta acción fue determinante para el apoyo de la causa patriota y laureada por el propio San Martín, quien la catalogó como “lo más importante hecho por la evolución americana hasta el momento”


Continúa su campaña llevando las ideas de Libertad de la revolución de May por Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela (en este país gracias a la acción de su cuñado, el Capitán Walter Dawes Chitty)

A finales de 1816 cuando regresa a Buenos Aires, decide retirarse a su hogar y dedicarse al comercio.

La Patria lo llama nuevamente a combate en diciembre de 1825 (tenía 49años) El gobierno le confiere, con el grado de Coronel Mayor, el mando de la escuadra patriota. Eran tiempos de guerra contra el Brasil.



Una vez más, el genio y la capacidad de organización de Brown quedaron demostrados con la victoria en “Los Pozos”, triunfo que se repitió en combates posteriores: “Quilmes” y “Juncal”, respectivamente. Según comentarios, el secreto de su éxito era la férrea disciplina y lo exigente en su proceder (a su altura debía estar todo su equipo).


En el año de 1828 culmina la guerra contra el Brasil y Brown, nuevamente tendría intenciones de retirarse a su vida privada…pero… ¡no fue así!

Por tercera vez, la Patria lo llama en febrero de 1839, a sus 64años de edad. Entonces, forma nuevamente una Marina partiendo de la nada. De esta manera, este ilustre Brigadier General cumpliría el último servicio en la Armada de la Nación Argentina. Participa en el Bloqueo Anglo francés y derrota a las fuerzas realistas en aguas del río Paraná, el 15 de agosto de 1842

De inmediato, cuando cae el régimen de Juan Manuel Rosas, todos los marinos fueron suprimidos de sus jerarquías. Por el contrario, Guillermo Brown recibe un comunicado de elogio y gratitud por parte del Ministerio de Guerra y Marina.

El Almirante se retira (ahora sí definitivamente) a su quinta en Barracas (Casa Amarilla) para compartir el hogar, con su esposa Elizabeth y sus hijos Guillermo, Ignacio Estanislao, Martina, Rosa Josefa, Miguel, Patricio y Pedro.

Brown gozaba de admiración por compatriotas y adversarios. Era muy respetado y admirado por todos. Durante sus últimos años, fue visitado por su mayor contrincante en la guerra contra el Brasil: Grenfell. En ese encuentro, intercambiando opiniones sobre lo ingrato de algunas Repúblicas con sus buenos servidores, Brown señaló “Señor Grenfell no me pesa haber sido útil a la patria de mis hijos, considero superfluos los honores y las riquezas cuando bastan seis pies de tierra para descansar de tantas fatigas y dolores”

El 3 de marzo de 1857 fallece el Almirante Brown. El Gobierno argentino emite una Resolución Oficial cuya cita más sentida apunta: “simboliza las glorias navales de la República Argentina y cuya vida ha estado consagrada constantemente al servicio público en las guerras nacionales que ha sostenido nuestra Patria desde la época de Independencia”

¡Grande Almirante Inmortal! ¡Valentía, determinación, desprendimiento y convicción! Su estandarte: el Pabellón Albiceleste, su ideal supremo: la Independencia de Suramérica, su mayor legado: EL AMOR POR LA PATRIA

Tal vez ustedes no conocían la vida y obra de este Héroe. Por ello me tomé el atrevimiento de compartir estas líneas con parte de su biografía y así transmitirles el orgullo de sentirse Suramericano(a)… ¡No cambio esta tierra por otra!... ¡Ha sido bendecida por Dios!… ¿Cuántos hombres y mujeres valiosos nacidos acá? ¿Cuántos hombres y mujeres valiosos nacidos en otros continentes han sucumbido ante sus encantos?...



Laura Chitty

martes, 3 de agosto de 2010

EL METRO DE CARACAS: ¿SOLUCIÓN O PROBLEMA?


La historia contemporánea de Venezuela estuvo signada por acontecimientos que marcaron un antes y un después en la vida de los venezolanos. Específicamente, finalizando el SXX, es inevitable borrar de la memoria criolla un año en especial: mil novecientos ochenta y tres. Sí, aquellos doce meses recordados por el nefasto “viernes negro” (opinión de los economistas y las amas de la economía hogareña) el Bicentenario del Natalicio de El Libertador Simón Bolívar (para los patriotas acérrimos) y la inauguración de El Metro (lo más esperado por los ciudadanos de a pie)

Veintisiete años han transcurrido luego de esos eventos y, como venezolana y usuaria, lo que más me impacta hoy día es el deterioro que en menos de tres décadas ha sufrido nuestro Metro. Lo confieso, me duele lo que pasa con este sistema de transporte público, por ello es inevitable para mí dedicarle estas líneas.

El Metro fue inaugurado un 02 de enero de 1983, hecho que cambió considerablemente el sistema de desplazamiento masivo en Caracas. Sus servicios fueron concebidos, en principio, para beneficiar a un mayor número de usuarios caraqueños cada año. En efecto, sus vagones fueron cubriendo, progresivamente, las rutas desde Catia hasta Petare, de Capitolio a Caricuao y las Adjuntas, de Plaza Venezuela a El Valle, y las más recientes, La Rinconada y Los Teques (capital del Estado Miranda)

En la actualidad, el sistema cuenta con 45 estaciones, aproximadamente 54,2km, distribuidos en tres líneas que recorren las zonas más importantes de Caracas y parte del estado Miranda. Sus servicios son complementados por El MetroBus, sistema de transporte superficial que permite satisfacer mayor número de destinos.

Uno de los detalles que llama mi atención es el aspecto arquitectónico, es decir, la funcionalidad contenida en los diseños de las distintas estaciones de El Metro. Por citarles una en particular, Miranda (otrora estación Parque de Este) posee unos corredores ventilados y amplios con entrada de luz natural. Cuando caminas por allí (ejercicio que hago casi todos días) te asalta la sensación de estar bajo el techo de una gran obra arquitectónica o un conocido museo europeo (si me lee el arquitecto autor de la obra tiene la libertad de completar el comentario)

No obstante las bondades antes descritas, los usuarios sabemos que la realidad de El Metro, hoy en día, es otra. Aquella obra ambiciosa y de primer mundo que con orgullo estrenamos los habitantes de la llamada “sucursal del cielo” se ha visto acechada por el hampa que azota a nuestro país. Se ha convertido en el centro de concurrencia para carteristas, mendigos, niños de la calle, cuanto vago y maleante ustedes puedan imaginar, incluyendo a los desventurados suicidas. Aparte de esto, un irrespeto total al Manual de Carreño se observa entre muchos usuarios dentro de los vagones (estos por cierto, insuficientes en número, abarrotados a toda hora y carentes de ventilación) por tanto también es otra hazaña llegar a la estación de destino sin ser insultado, empujado o atracado. Demás esta decir, con ocasión de los problemas eléctricos de los últimos meses, aunados a la falta de mantenimiento, son frecuentes los retrasos en el servicio. Por ejemplo, a mi me ha tocado esperar hora y media –literalmente- para subirme a un vagón decente (y no estoy hablando a hora pico!)

Es insólito que las autoridades competentes hagan caso omiso a la grave situación que padece nuestro Metro. Realmente, me da mucha impotencia e indignación observar en primera fila como se desmorona este hermoso proyecto que nació como “La Gran Solución para Caracas” y ahora se está convirtiendo en “imagen icónica” del caos capitalino.

La nota está dedicada a todos los venezolanos de a pie, que soñamos con montarnos en el “vagón de la esperanza” para viajar sobre los “rieles del progreso” y bajarnos en una misma estación de destino: FUTURO!!!

Laura Chitty



lunes, 2 de agosto de 2010

LA VERDADERA PATRIA: DE LA FE Y LA PLEGARIA

En estos tiempos difíciles, donde la dura realidad de nuestro país nos mina de muchas angustias y desesperanzas, los católicos cristianos no debemos olvidar ese legado maravilloso que nos dejó Jesús de Nazaret: La fe y la plegaria.

La fe es una actitud hacia la realidad, una negativa a admitir que el universo carece de sentido o es opaco. Y la plegaria no es tanto lo que decimos a Dios sobre la realidad como una disposición de ánimo en que lo escuchamos a Él. La fe no es un asentimiento intelectual ante un complejo conjunto de enseñanzas e instrucciones. Es, ante todo, un proceso por el cual trato de escuchar lo que Dios –y Él a través de Jesús- dice, y ver qué hace, aquí y ahora, siempre en el umbral de mi vida. Como alegaban los filósofos de la ilustración francesa, cuesta comprender por qué la gente depositaría su confianza en Dios una vez que habló a otra persona y no tiene nada que decirnos en el presente. La única clase de Dios que tiene sentido es un Dios que continúa interpelándome en mi experiencia, en todo lo que me atañe. Ese es el país en el que resido.

Pero ¿cómo hablar de este acto de escuchar y de ver, de estar alerta a la revelación del Dios escondido en el presente? ¿Cómo puedo saber que habla el Dios viviente, o el Jesús existente que actuó una vez y continúa revelándose?

¿Qué significaban las palabras “fe” ,“confianza”, “creencia” para Jesús, y cómo la interpretaron los evangelios la relación entre lo que Jesús hizo en la historia y lo que continúa haciendo en la vida de creyente.

“Si tenéis una fe del tamaño de un grano de mostaza” dice Jesús a sus discípulos, refiriéndose a la fe como una semilla de confianza en la infinita posibilidad de Dios, el embrión siempre en Estado de devenir… “nada os será imposible”

El sentido es claro: aceptar a Dios, confiar incondicionalmente, y desbordante amor como único fundamento de certeza en la vida. Es entrar en su omnipotencia. Viendo, más profundamente que con nuestros ojos físicos, viendo con el ojo interior –tal como sabemos que otro nos ama mediante la claridad de nuestra visión interior- sabemos por experiencia que somos infinitamente aceptados. Ése es el sentido de la exhortación de Jesús a “creer en la buena nueva”, aceptar que somos aceptados. No se trata de una empresa intelectual, un ejercicio de la razón. En definitiva, es cosa del amor.

¿Cuál es el efecto de esta confianza, de esta fe? “Tu fe te ha salvado” dice Jesús una y otra vez a los heridos, a los débiles de cuerpo y espíritu. Es la obra de una vida, una actitud hacia la realidad que debe comenzar diariamente, pues la fe, como escribió el autor de la Epístola a los Hebreos, atañe a cosas invisibles, cosas imperecederas que están más allá de la decadencia y de la muerte.

El proceso de fe comprende también una incursión en la plegaria. La vida de Jesús fue una plegaria, no sólo una de siete actos y una compilación de enseñanzas, ocasionalmente interrumpidas por el diálogo con Dios, sino una simple y constante entrega de sí mismo.

Las enseñanzas y actos de Jesús de Nazaret estaban arraigados en su propia vida interior, en su firme comunicación con Dios. De esa vida interior venía su inimaginable humildad, su acatamiento del destino que veía más claramente su voluntad de Dios para Él; también de allí venía el amor de Dios que irradiaba a través de Él a quienes conocía y tenía efectos concretos en sus palabras y actos. En Él se manifestaba el sentido más pleno de la plegaria: en su conciencia de Dios procedía un inconmovible vínculo de amor, del amor venía el contacto. En Jesús vemos el punto de convergencia entre el amor de Dios y el amor del prójimo. Implícitamente, esto tiene que ver con que toda su vida fue una plegaria, que nunca consiste en palabras, sino un estado del ser, tal como lo es la fe. Las palabras explicitan lo que existe siempre cuando no hay palabras.

Su vida está llena de ejemplos al respecto: “Por la mañana aún cuando estaba oscuro, se levantó, se fue a un lugar desierto, y allí oró” , “Cuando Jesús se enteró de esto (ejecución de Juan Bautista) se retiró en una barca a un lugar desierto”

Como la fe, la plegaria no es un ejercicio intelectual: es la condición de estar en presencia de Alguien que es conocido y amado. Consiste en escuchar a Dios y ofrecernos a Él, sólo es posible si admitimos nuestra contingencia nuestra dependencia total.

Con todo su misterio, su mal y su padecimiento, la vida en este país y el mundo entero, se puede afirmar a causa de Dios, y sólo a causa de Dios. La fe, ese compromiso con la maravilla abierta y el rechazo a aceptar que en definitiva no hay sentido, comprende que la negación no resuelve el problema del mal. Como posición ante la vida, orientación de nuestros deseos más profundos y actitud de creciente confianza en Dios, la fe es la única que puede imponer ORDEN donde hay CAOS. La fe es aquello para lo que nacimos, y por lo que obramos a diario en nuestro país y en el mundo.

Es entendible que la angustia y la desesperanza puedan morar en nosotros, pero se pueden encauzar por medio de la fe y soportar gracias a la plegaria. La fe es la patria del alma, y la plegaria su lengua natal.