Las notas del Himno neogranadino se escucharon con intensidad en la histórica Plaza de Bolívar, en pleno centro de Bogotá, para recibir al quincuagésimo noveno Presidente de Colombia: Juan Manuel Santos.
“Juro a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las Leyes de Colombia” Respondió Santos cuando el Presidente del Congreso, Armando Benedetti, le tomó el juramento y le impuso la banda presidencial. Se cumplía así el sueño de Juan Manuel, por el cual había trabajado día a día. Otro Santos asumía el poder, luego de setenta y dos años (su tío abuelo, Eduardo Santos Montejo fue Presidente de la República de Colombia desde 1938 hasta1942)
Durante la ceremonia de investidura, aires de Patria y prosperidad democrática soplaron incesantemente a la par de una generosa llovizna. Sin duda, fue un magno y protocolar evento que contó con la presencia de casi cinco mil invitados, entre ellos, una veintena de altas personalidades: Jefes de Estado y de Gobierno, Vicepresidentes, así como el Príncipe Felipe de Borbón.
Un detalle de este acto, que particularmente llamó mi atención, fue la fecha escogida para celebrarlo, el 7 de agosto, justamente en el marco de la conmemoración del 191 aniversario de la Batalla de Boyacá… ¡Glorioso e histórico momento!
A continuación, lo más esperado de toda la solemnidad: el discurso de Juan Manuel Santos, ya convertido en Jefe de Estado. Con verbo firme, inteligente, franco y conciliador, se refirió a las relaciones con Venezuela y Ecuador: “Uno de mis propósitos fundamentales como Presidente será reconstruir las relaciones con Venezuela y Ecuador, restablecer la confianza y privilegiar la diplomacia y la prudencia”. Señaló que buscará con Venezuela un diálogo directo, descartando la intervención de gobiernos ajenos al conflicto: “Así como no reconozco enemigos en la política nacional, tampoco lo hago en ningún gobierno extranjero. La palabra guerra no está en mi diccionario cuando pienso en las relaciones con Colombia, con sus vecinos o con cualquier nación del Planeta” Santos también se refirió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), dijo “Mientras no liberen a los secuestrados, mientras sigan cometiendo actos terroristas, mientras no devuelvan a los niños reclutados a la fuerza, mientras sigan minando y contaminando los campos colombianos, seguiremos enfrentando a todos los violentos, sin excepción” Sus palabras fueron pronunciadas de manera elocuente y sin escrito en mano, se extendieron algo más de una hora.
Muy sentido fue el homenaje que rindió a su antecesor, Álvaro Uribe Vélez, a quien se refirió con mucha gratitud, respeto y profunda admiración, de quien dijo devolvió a los colombianos “la esperanza” y sentó las bases para un país próspero, cito: “Quiero rendir también un tributo especial, un homenaje desde el fondo de mi corazón a un hombre que brillará en la historia patria como aquel que devolvió la esperanza en el mañana y la posibilidad de recorrer sin miedo nuestro hermoso país”. Añadió, con atino de estadista que las próximas generaciones descubrirán “con admiración que fue el liderazgo del Presidente Uribe” el que sentó las “bases para un país próspero y en paz en el que vivirán” Fue uno de los momentos más aplaudidos de su discurso, en el que también tuvo elogios para Doña Lina Moreno de Uribe, esposa de Álvaro Uribe ex Primera Dama, a quien calificó de “mujer excepcional” que trabajó con “dedicación y discreción por las causas más justas”
Manifestó sentirse orgulloso de haber heredado el legado de Álvaro Uribe y dijo que no retrocederá en el camino recorrido pues avanzará de “desde la seguridad democrática hacia la prosperidad democrática”
Santos, de 59 años -cumplidos hoy día- casado con María Clemencia Rodríguez y padre de tres hijos, llega a la Casa de Nariño con nueve millones de votos… ¡La mayor votación en la historia de Colombia! Por ello, tiene un compromiso ineludible con sus compatriotas y un gran reto con los países hermanos, en especial con Venezuela, de estrechar esos lazos de paz y fraternidad que con tanto afán busco El Libertador Simón Bolívar. Lo hizo en su oportunidad, Eduardo Santos, cuando firmó con López Contreras, en abril de 1941, el tratado de no agresión entre los dos países… ¿repetirá el inteligente y acertado proceder de su honorable tío abuelo? Todo parece indicar que sí. Por lo pronto, estaremos expectantes ante desarrollo del anunciado diálogo...
Laura Chitty
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