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viernes, 6 de agosto de 2010

EL ALMIRANTE GUILLERMO BROWN: ENTRE LA PATRIA Y EL AMOR… ¿POR AMOR A LA PATRIA?




La Historia siempre guarda un rincón privilegiado y especial para reseñar las gestas independentistas. Estos episodios, protagonizados por gallardos y desprendidos hombres, condujeron a la materialización de uno de los valores más excelsos de la humanidad: La Libertad. Mucho se ha escrito de las Batallas de Independencia y sus grandes Héroes, desde artículos de prensa hasta ilustradas Enciclopedias. En estos tiempos de Bicentenario Suramericano, es común encontrar alusiones a ello. En este sentido, posiblemente, este post sea uno más para ustedes pero para mí tiene un valor especial porque voy a contarles acerca de un hombre que admiro profundamente y con quien me encuentro unida con lazos de sentimiento patriótico y de familia: Guillermo Brown, Prócer y Primer Almirante de la fuerza naval de Argentina.


Guillermo (William) Brown nace en Foxford Irlanda, el 22 de junio de 1777. Consagra su vida al servicio de las luchas independentistas argentinas y los combates civiles durante el período de Gobierno de Juan Manuel Rosas.

En 1786 emigra con su padre a los Estados Unidos de Norteamérica, huyendo de la persecución por ser de religión católica. En Irlanda continuaron su mujer y los restantes hijos.
Al poco tiempo de su estadía en tierras norteamericanas -Filadelfia específicamente- el padre de Guillermo muere de fiebre tifoidea, quedando el joven totalmente desamparado en tierras extranjeras. Su condición de pobreza lo obliga a vivir de la caridad hasta 1788, cuando es tomado como grumete en un buque mercante norteamericano.

Durante una década Guillermo Brown navega por las aguas del Atlántico, adquiriendo gran pericia y reforzando su descollante personalidad como hombre de mar. Alcanzaba matrícula de Capitán Marino cuando fue apresado por un buque inglés y obligado a prestar allí sus servicios. Esa nave inglesa fue luego retenida por un navío francés y conducido prisionero de guerra a Francia, de donde logra escaparse.


En uno de sus viajes a Inglaterra y en un puerto de mar, conoció a Don Tomás Chitty, quien lo invitó a su casa por la simpatía natural del joven marino. Chitty tenía una hija: Elizabeth. Estos dos jóvenes se vieron y se quisieron quizás con la primera mirada (¿amor a primera vista?) Este idilio podría haberse visto en aquellos tiempos como un gran problema debido a que Guillermo y Elizabeth provenían de hogares con distinta condición socioeconómica y religiosa (el católico y ella protestante).Afortunadamente, no fue así, los Chitty accedieron… ¿cuánto valor (como persona) debía tener Guillermo Brown para que esta familia, de nobles orígenes, permitiera acogerlo en su seno? Sin duda alguna… ¡Era un magnánimo ser humano!

Superado el obstáculo, Guillermo Brown declara de manera manifiesta sus intenciones de comprometerse con Elizabeth Chitty (le obsequia un hermoso anillo, cuya historia y significado comentaré en otro escrito) Contraen matrimonio el 29 de julio de 1809, en el condado de Middlessex, Inglaterra. Hubo amplitud de criterio para esta ceremonia: se casaron en dos iglesias, una católica y otra protestante. Firmaron un convenio que rezaba: “nuestras hijas: protestantes, nuestros hijos: católicos”…y así lo cumplieron!
Guillermo continuó sus navegaciones, mientras Elizabeth se quedó en Inglaterra. En 1810 nace Elisa, la primera hija de ambos (cuya muerte trágica reseñaré en su oportunidad) Paralelamente, Brown llega al Río de la Plata a bordo del “Belmond” y se radica en Montevideo para dedicarse al comercio.

El 18 de abril de 1810 con la fragata “Jane” de su propiedad, arribó a Buenos Aires en gestión comercial, permaneció allí en la Capital del Virreinato y fue testigo de la gloriosa semana de Mayo.


El 01 de marzo de 1814 Posadas firma el Decreto por el que Brown fue incorporado como Teniente Coronel del Ejército y Comandante de la Marina de Estado. Ese año se produce la campaña Naval más gloriosa y decisiva de las luchas navales Suramericanas. Específicamente, el 14 y 17 de mayo, se libra el “Combate naval del Buceo”, del cual Brown resulta triunfante. Esta acción fue determinante para el apoyo de la causa patriota y laureada por el propio San Martín, quien la catalogó como “lo más importante hecho por la evolución americana hasta el momento”


Continúa su campaña llevando las ideas de Libertad de la revolución de May por Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela (en este país gracias a la acción de su cuñado, el Capitán Walter Dawes Chitty)

A finales de 1816 cuando regresa a Buenos Aires, decide retirarse a su hogar y dedicarse al comercio.

La Patria lo llama nuevamente a combate en diciembre de 1825 (tenía 49años) El gobierno le confiere, con el grado de Coronel Mayor, el mando de la escuadra patriota. Eran tiempos de guerra contra el Brasil.



Una vez más, el genio y la capacidad de organización de Brown quedaron demostrados con la victoria en “Los Pozos”, triunfo que se repitió en combates posteriores: “Quilmes” y “Juncal”, respectivamente. Según comentarios, el secreto de su éxito era la férrea disciplina y lo exigente en su proceder (a su altura debía estar todo su equipo).


En el año de 1828 culmina la guerra contra el Brasil y Brown, nuevamente tendría intenciones de retirarse a su vida privada…pero… ¡no fue así!

Por tercera vez, la Patria lo llama en febrero de 1839, a sus 64años de edad. Entonces, forma nuevamente una Marina partiendo de la nada. De esta manera, este ilustre Brigadier General cumpliría el último servicio en la Armada de la Nación Argentina. Participa en el Bloqueo Anglo francés y derrota a las fuerzas realistas en aguas del río Paraná, el 15 de agosto de 1842

De inmediato, cuando cae el régimen de Juan Manuel Rosas, todos los marinos fueron suprimidos de sus jerarquías. Por el contrario, Guillermo Brown recibe un comunicado de elogio y gratitud por parte del Ministerio de Guerra y Marina.

El Almirante se retira (ahora sí definitivamente) a su quinta en Barracas (Casa Amarilla) para compartir el hogar, con su esposa Elizabeth y sus hijos Guillermo, Ignacio Estanislao, Martina, Rosa Josefa, Miguel, Patricio y Pedro.

Brown gozaba de admiración por compatriotas y adversarios. Era muy respetado y admirado por todos. Durante sus últimos años, fue visitado por su mayor contrincante en la guerra contra el Brasil: Grenfell. En ese encuentro, intercambiando opiniones sobre lo ingrato de algunas Repúblicas con sus buenos servidores, Brown señaló “Señor Grenfell no me pesa haber sido útil a la patria de mis hijos, considero superfluos los honores y las riquezas cuando bastan seis pies de tierra para descansar de tantas fatigas y dolores”

El 3 de marzo de 1857 fallece el Almirante Brown. El Gobierno argentino emite una Resolución Oficial cuya cita más sentida apunta: “simboliza las glorias navales de la República Argentina y cuya vida ha estado consagrada constantemente al servicio público en las guerras nacionales que ha sostenido nuestra Patria desde la época de Independencia”

¡Grande Almirante Inmortal! ¡Valentía, determinación, desprendimiento y convicción! Su estandarte: el Pabellón Albiceleste, su ideal supremo: la Independencia de Suramérica, su mayor legado: EL AMOR POR LA PATRIA

Tal vez ustedes no conocían la vida y obra de este Héroe. Por ello me tomé el atrevimiento de compartir estas líneas con parte de su biografía y así transmitirles el orgullo de sentirse Suramericano(a)… ¡No cambio esta tierra por otra!... ¡Ha sido bendecida por Dios!… ¿Cuántos hombres y mujeres valiosos nacidos acá? ¿Cuántos hombres y mujeres valiosos nacidos en otros continentes han sucumbido ante sus encantos?...



Laura Chitty

1 comentario:

Ariel A. Adera dijo...

es una historia emocionante de un gran héroe que defendió nuestro país con gran valentía y honor. Te felicito por interesarte en estos temas de gran profundidad.